100 días de guerra de Trump contra el medio ambiente
Greenpeace repasa las acciones más destacadas y polémicas del presidente de EEUU en materia medioambiental.

El presidente de EEUU, Donald Trump.
Que Donald Trump no es precisamente un aliado de la protección del medio ambiente es algo de sobra conocido. Para muestra, su primer mandato: de 2017 a 2021, sus políticas favorecieron ampliamente a la industria de los combustibles fósiles. Su administración retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París, debilitó regulaciones clave de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) sobre emisiones de gases de efecto invernadero y promovió la expansión de la extracción de petróleo, gas y carbón. Además, desmanteló normativas que protegían el aire y el agua, como las regulaciones sobre emisiones de automóviles y la protección de humedales, lo que generó retrocesos significativos en los avances ambientales logrados en décadas anteriores. En materia de lucha contra el cambio climático, mostró una postura abiertamente negacionista e ignoró las advertencias científicas sobre la urgencia de enfrentar la crisis climática.
Por todo ello, a nadie debería sorprenderle que su regreso a la presidencia fuera en la misma dirección… o incluso más allá. Y una vez cumplidos sus primeros 100 días de mandato, es hora de hacer balance. Es lo que propone la organización ecologista Greenpeace, que ha recopilado una serie de acciones con las que, considera, Trump ha declarado la guerra al medio ambiente.
Tal y como recuerdan desde Greenpeace, Trump ha ofrecido los espacios naturales de Alaska a las perforaciones petrolíferas, ha abierto ecosistemas marinos prístinos y protegidos en el Pacífico a la pesca industrial y quiere poner en marcha la minería de aguas profundas en aguas estadounidenses e internacionales. En cuanto a su política de aranceles, ha eximido de ellos a los productos derivados del petróleo y el gas del arancel universal. Y en la misma línea, ha puesto fin a las inversiones en energías limpias para, en su lugar, impulsar el carbón, el petróleo y el gas mediante el debilitamiento de la normativa y la eliminación de obstáculos a la industria de los combustibles fósiles.
"Matones corporativos"
"Los mayores aliados de Trump son un puñado de multimillonarios y las empresas de combustibles fósiles que, a sabiendas, están quemando el planeta, contaminando nuestras aguas y destrozando las vidas de familias y comunidades de todo el mundo", denuncian desde la organización ecologista. "Unos matones corporativos que no parecen detenerse ante nada para mantener vivo su imperio del petróleo y del gas, incluso armando el sistema legal para aplastar la disidencia y silenciar el activismo medioambiental".
Greenpeace denuncia "un ataque directo a nuestros derechos y libertades, al movimiento por el clima y a la protesta pacífica"
Greenpeace se refiere a las llamadas demandas SLAPP, "un arma clave utilizada por la oligarquía contra quienes abogan por un futuro verde y justo", explican. Un ejemplo de ello es la emprendida contra la propia Greenpeace en Estados Unidos y Greenpeace Internacional por el gigante de los oleoductos de combustibles fósiles Energy Transfer, una empresa dirigida por el multimillonario Kelcy Warren, uno de los principales donantes de la campaña de Donald Trump. El pasado mes de marzo, un jurado estadounidense declaró culpables a Greenpeace Internacional y a Greenpeace en Estados Unidos y les reclama en su veredicto más de 660 millones de dólares.
"Para los multimillonarios y las grandes petroleras no se trata de dinero. Su objetivo es silenciar la verdad: sus modelos de negocio son la causa fundamental del cambio climático y de la destrucción del medio ambiente en el planeta", apostillan desde la organización ecologista. "No hay duda: se trata de un ataque directo a nuestros derechos y libertades, al movimiento por el clima y a la protesta pacífica. Pero contratacaremos. Nuestros simpatizantes y aliados se cuentan por millones y luchan contra los contaminadores medioambientales en todos los rincones del mundo. Ni una empresa de combustibles fósiles ni ningún otro matón corporativo nos callará", concluyen.